Monday, October 24, 2005

DESCANSE EN PAZ


Acudieron a su entierro los testigos de su vida; el viejo Aurelio y el burro Elías. Vivió como quiso hasta los treinta. Era el hijo del alcalde, y bebía tintorro recio y orujo para desayunar. Como no quiso estudiar y con eso de la democracia, la alcaldía no se hereda, se dedicó a ser proxeneta. El personaje del que hablamos se llamaba Sebastián.
Su oficio era más respetable que el de su padre; antaño cacique del régimen, hoy representante insigne de las alcaldías pequeñas en un partido nacionalista de Aragonia. Por un lado, su progenitor le odiaba por dedicarse al putañeo, por otro le servía como escudo liberal.
- “Sí, mi hijo tiene una empresa de relaciones públicas, sí “El Puerto de Odessa”, esa es. - decía.
Realmente lo que lo más le molestaba a Jesús Remacha ( hoy, Chesus ), era que tuviera que pagar como todo el mundo. Antes, en los buenos tiempos, las autoridades tenían sus privilegios, pero los hijos de ahora no respetan nada.
Sebastián ahorró en diversos trabajos lo justo para adecentar una paridera de ganado y transformarla en club. Como era de espíritu vivo, muy pronto se hizo con una buena colección de potrancas ucranianas. De todos los pueblos de alrededor venían los clientes y a los veinte años se había convertido en todo un empresario.
Su padre, que después de haber sido de Alianza Popular, creyó conveniente hacerse del PAR, se encontró un buen día diciendo en la plaza que lo que realmente, realmente, le apetecía era ser del CHA. Con buena vista, pues, en un bucólico pueblo de Huesca, donde el complejo de inferioridad, ya sea por abandono, ya sea por pusilanimidad congénita, llevaba a los lugareños a añorar yo que se que pollas de destino en lo divino y lo universal, el alcalde y la eternidad eran uno.

De crío, después de escuela, iba con su tío Aurelio a montar en Elías ( el burro ). Por los caminos y los valles aprendía de la docta filosofía de Aurelio.
- En este mundo - sentenciaba su tío - sólo hay puteros, hijos de puta, y puteros hijos de puta como mi hermano.
- Te refieres a mi padre - respondía Sebastián.
- Tu padre, tu padre, lo que se dice tu padre... Personalmente creo que va a ser que no. Ahora, que si tu madre ha tenido el gusto de darle un hijo a ese malnacido, ella sabrá. Lo sentiría por ti, por que es mala simiente. Como tu no la has heredado, mejor que no tengas hijos por si acaso.
Y así pasaba las tardes hasta que a los catorce dejó el colegio. Entonces, su padre, que ya se había afiliado al PAR, todavía traía verbenas normales para las fiestas del pueblo. Una noche, después del baile, le cogió su tío Aurelio por el hombro y le dijo:
- ¿Te vienes con Elías y conmigo a “La Casita”?.
Los ojos vidriosos por el tintorro se le blanquearon al momento. “La Casita”, el lugar mágico al que muchos muchachos del pueblo decían haber ido, siendo mentira, claro.
Se turnaron por el camino para ir a lomos de Elías. Cuando llegaron, el aparcamiento estaba lleno, pero el borrico para en cualquier sitio.
Todavía no había la abundancia eslava de hoy en día, por lo que lo exótico eran las putas de Cuenca, en fin, ¿qué más da?.
Se lo pasó divino con la conquense mientras en la otra habitación le hacían una chuparraica a Aurelio.
- Cuando tengas mi edad pasarás de follar, lo mejor es que te la chupen. Te tumbas pensando en tus cosas y sin cansarte te quedarás como Dios. ¿No pagas tú?, pues que trabajen ellas. ¡Para eso tengo mis riñones curtidos en las eras, para culear, ¡no te jode!.
Sebastián estaba entusiasmado, alucinado y con el futuro claro y cristalino. Lo del polvo estaba bien, claro, pero lo que le había deslumbrado era la ingente cantidad de billetes que entraba en la caja. Ese día vio transparente lo que sería su futuro.
Como ya hemos dicho, trabajó de lo uno y lo otro. Vivía en casa de sus padres, y como era muy ahorrador, pronto pudo poner en marcha su plan. Los chicos de su edad que curraban se dejaban los cuartos en “La Casita”. El se iba con su tío por los montes para no gastar, salvo algún orujo y tintorro, claro.
- “Hoy no me gasto los cuartos en “La Casita”, pero mañana se lo gastarán los demás en “El Puerto de Odessa” - pensaba en sus ensueños.
Todo vino rodado. Su tío, el bueno de Aurelio, era un relaciones públicas acojonante. Estaba el pequeño problema de que no le gustaba dejar solo a Elías y del único que se fiaba era de Sebastián. Por ello, los viajes a Madrid y Barcelona para contratar “material”, los hacía Aurelio en solitario mientras Sebastián cuidaba del borrico. Realmente el mérito del negocio, al menos en sus primeros pasos, era de su tío.
Otra cosa que ayudó mucho, fue el oportuno y enésimo cambio de chaqueta de su padre. Cuando ya tenía el negocio montado, el Alcalde se hizo de la CHA de toda la vida. Este era un partido de provincias ultraconservador, vamos , lo que hoy se entiende por nacionalismo de izquierdas y progresista. Es algo tan ridículo como el caluroso verano ártico o el insoportable monzón de los desiertos; en fin, cosas veredes aunque no te las creyeres. Le vino bien, por que como buen partido filo-fascistoide que se precie, no puede prescindir de la sección de “coros y danzas” y claro, las verbenas no son lo mismo. La hipocresía, pecado universal, hacía que nadie lo reconociera en público, pero en el fondo tanta dulzaina, gaita y puñetas le aburre al personal. Conclusión, que eran muchos más, los que chino chano, en mitad de las fabulosas verbenas patrias, se acababan yendo de putas.
Fueron casi diez años de prosperidad fabulosa, con mujeres, con dineros, con Elías y con Aurelio. Un par de veces al año se iba de vacaciones dejando a cargo del negocio a su tío. Este, nunca abandono el pueblo, por que ¿quíen iba a hacerse cargo del borrico?. Aurelio era muy buen relaciones públicas, pero muy mal gestor. Bueno, según se mire era gestor de satisfacciones, pues invitaba a todo cristo. Eso no era un gran problema, a la hora de hacer cálculos para las vacaciones, Sebastián ya lo ponía a cuenta de inventario.
Los problemas vinieron con el tiempo. En parte culpa involuntaria de Aurelio por su prodigalidad y en parte culpa de su padre por tanta dulzaina. El negocio acabaría muriendo de éxito. Y es que no tardaron en llegar quejas sobre ruptura de matrimonios por aquí y por allá. Cierto que algunos se rompían, pero para ser sustituidos por otros. Muchos lugareños de tanto roce, se divorciaban de la legítima para casarse con una ucraniana. Esto al negocio no le afectaba por que era muy fácil renovar, y además, era reconfortante hacer de agencia matrimonial. Pero si algo puede restar votos, ese algo traerá problemas con la política.
- Tienes que decirle a tu hijo que cierre el local, además ya está forrao de pasta ¿no?. Mira que aquí las mujeres mandan mucho y nos pueden joder en las elecciones.
- ¡Coño!- decía Jesús - (perdón, Chesus). Y como conjugamos un discurso de las buenas costumbres aquí con la entrevista que tengo mañana en la capital.
- Ya, a ti lo que te preocupa es que el pueblo te va pequeño y quieres un asiento en el Gobierno de Aragón.
- Hombre, Chose, que yo llevo muchos años aquí. ¿No es lo que critican algunos?.
- Bueno, bueno. Tu no te preocupes. Eso sí, si te preguntan en la capital o te hacen una entrevista, dirás que no es por conservadurismo si no por que las ucranianas ocupan puestos de las mujeres de la tierra.
Hubo además de juicios y prejuicios mucho ruido y miedo a perder las elecciones. Desde la sede central se presionaba para que se solucionara el asunto cuanto antes. Uno de los concejales más brutos tuvo un plan. La cosa era incendiar por la noche el local y achacarlo sin hacer mucho ruido a incontrolados hartos de tanto vicio. Después se dejaría pasar el tiempo, y para cuando llegaran los comicios, el asunto se habría olvidado.
La cosa cogió por sorpresa a Sebastián. Cuando estaba cerrando caja y las chicas ya se iban a descansar comenzó la tragedia.
- ¿No hueles a quemado? - le dijo su tío Aurelio.
- ¡Joder!, ¡Tenemos que apagarlo!. ¡Sveta!, saca a las chicas fuera.
Las ucranianas consiguieron salir a tiempo, pero Sebastián y Aurelio seguían, inútilmente, intentando apagar las llamas. Elías, que como siempre, estaba aparcado fuera, se estaba poniendo nervioso. Su amo y su mejor amigo estaban dentro y no se les podía abandonar así como así.
Elías penetró al trote en el interior del “Puerto de Odessa” cuando Elías y Sebastián habían salido por la puerta trasera, dejando el desastre por imposible.
Cuando estuvieron al descampado, Aurelio miraba a todas partes inquieto.
- ¿Dónde está Elías? - preguntaba con angustia.
- Ha entrado dentro - le contestó Elga.
Sebastián tuvo que sujetar a su tío para que no volviera al local, a su edad, no estaba para esas empresas.
Remojándose con agua, Sebastián penetró dentro desafiando al fuego. Durante unos minutos, todos miran fijamente a la puerta tras la que se vislumbran las llamas. La inquietud era creciente y las chicas tenían que sujetar de nuevo a Aurelio que quería entrar. En ese momento salió Sebastián llevando a hombros a los ciento veinte kilos de Elías y cayó sin vida una vez que lo puso a salvo.
Sí, Sebastián, tus amigos no te olvidan. Y es que negocios, política y amigos, pueden ser sinónimos de muerte. ¡Porca miseria!.

Monday, October 17, 2005

¡VAYA SUSTO TONTO, PUES!


En el saloncito gris, el Pater Familias se recuesta plácidamente en su sillón orejero. La princesita va a salir esta tarde a tomar un refresco con sus amigas y ha venido a solicitarle la paga.
- Papi, me das dinero para salir con mis amigas.
- Si princesita, toma cinco euros. Guárdate algo para comprarte cosas bonitas. Poco a poco, si retiras una pequeña cantidad, te harás con un monyante importante.
El Pater Familias se deja dar un beso en la mejilla por su niña. Arancha está muy crecidita, es toda una mujercita.
- No vuelvas muy tarde hija.
- No te preocupes, me quedo a dormir en casa de Irachu, ¿no te lo ha dicho mamá?
- ¿Y quiénes son sus padres? - inquiere el progenitor.
- No quieras saberlo todo, deja a la chica en paz. - dice la matrona, Doña Maite.
- Es verdad, además nuestra hija es muy responsable.
La puerta se cierra y en la soledad del hogar el matrimonio se dedica a disfrutar de una plácida tarde de Otoño. La lamparita de la mesita del salón invita a una tranquila y sosegada conversación marido-esposa, esposa-marido.
- Maite...
- ¿Sí cariño?.
- ¿No crees que hemos tenido mucha suerte con nuestra hija Arancha?.
- Sí, José María, si tú supieras...
- ... - plantea Chema.
- Nada, que nuestra Arancha promete. Ha sacado unas notas que le han permitido entrar en la mejor Universidad. No te creas que todos los vecinos pueden decir lo mismo de sus hijos. La hija de Augusto, ya sabes, el director de la fábrica de cervezas que auditásteis el otro día, no ha podido entrar en telecomunicaciones. No me extraña, claro, ya sabes como son.
- Mujer, tampoco es para tanto...
- Ya, ya - dice Maite como subrayando la ingenuidad de Chema -, si no es sólo que no vayan a nuestra parroquia, se que se van a la otra, ya sabes, la de...
- Si, si, Maite, pero ya sabes que no me gusta hablar de esas cosas. A mi me apetece charlar con los amigos, vivir en paz tomando unos chiquitos con los compañeros de toda la vida, la sociedad gastronómica... Otras cosas ya sabes que me entristecen mucho. Somos gente pacífica, normal...
- Pero es que es todo - insiste Maite - . Todo esta relacionado. Si al final las cosas son como son. ¿Sabes que se comenta que ha abortado dos veces?.
- ¡Coño Maite!... Perdón, se me ha escapado el palabro. Quiero decir que pueden ser habladurías. No te gustaría que fueran comentando esas cosas de nuestra hija.
- No compares a nuestra hija, una niña de sobresalientes, con la chiquilla de los vecinos. A mi siempre me pareció muy suelta. Además, tu mejor que nadie sabes que esa gente, esos González y Valeros, con su acento murciano...
- ¿Qué tiene que ver el acento murciano?.
- ¡Chemari!, por favor, no te hagas el tonto. Que tienen esa cultura, que son más sucios. No son como nuestra familia. ¿No irás a negarlo?.
- Si tienes razón mujer. Por cierto, ¿conoces a los padres de Irachu, la chica a cuya casa se va ir a dormir nuestra hija?.
- Claro que si, Chemari. ¿Me crees tan irresponsable?. Su madre fue compañera mía de colegio y son muy buena familia. Ya sabes, gente de aquí de toda la vida.
- Bien, ya me los presentaras. ¡Vaya!, suena el teléfono.
- Ya lo cojo yo, José María.
La expresión de Maite es seria, incluso se pudiera decir que alarmada.
- Tranquila Ainoa, veras como llegan enseguida - le dice Maite a la madre de Irachu.
- ¿Qué es lo que ocurre? - interrumpe un preocupado Chema.
La matrona le indica con un gesto que se calle.
- Lo dicho, Ainoa. Ya verás como llegan dentro de nada. Además, si Arancha ha dicho que van a llegar pronto, es que van a llegar pronto. Menuda es nuestra Arancha para estas cosas. En cuanto lleguen nos llamas por teléfono, que mi Chema está empezando a preocuparse. Así que nada... Tenemos que quedar un día para que tu Ignacio conozca a mi marido. Que siii... Pues eso.
Cuelga el teléfono y tranquiliza a su marido. Va pasando el tiempo, y al dar las diez de la noche, el matrimonio empieza a inquietarse. Cuando deciden llamar a casa de Ainoa, suena el teléfono.
- Si.. Ainoa , ¿eres tu?. - La expresión de Maite se torna en espanto - . ¡Ay Dios mío!...¡Ay Dios mío!. Sí, sí, ahora mismo vamos para allí.
- ¿Qué ocurre? - dice un pálido Chema.
- A Ainoa le acaba de llamar la policía autónoma para que acudan al centro de planificación familiar que hace esquina con el banco.
- ¿Qué significa eso?.
- No los sé, Chema, no lo sé. Tenemos que ir ya mismo.
- ¿No tendrá algo que ver con los embarazos?. ¡Maite!, que ya te he dicho que era muy mala cosa murmurar de los demás. ¡Qué nos ha podido castigar Dios!.
- ¡José María , por favor!. No te pongas tremendo, que tu te pones muy tremendo - Maite intenta transmitir serenidad.
Después de vestirse decentemente van al garaje de la vivienda unifamiliar y salen dignamente de la urbanización en el BMW.
Cuando llegan al centro de planificación familiar se encuentran con Ainoa y su marido Ignacio que muestran una aparente calma. Uno de los problemas de este mundo es la comunicación. Les tocó un policía con no demasiado tacto y no les explicó que el centro no tiene nada que ver con el asunto. Aclarado el tema, y una vez que han quedado para hacer una buena comida con Ainoa e Ignacio, el Pater Familias y Maite vuelven a casa con una tonelada de aprensión menos sobre sus cabezas.
- ¡Tremendo!, ¡qué eres un tremendo!. Te lo digo siempre. Mira que pensar eso de nuestra hija...
Chema esta jovial. Realmente está exultante. ¡El susto que se ha quitado de encima!.
- ¡Ja, Ja!. Me río de los puros nervios.
- Claro - le palmea su esposa en el hombro - . Ya te comenté que posiblemente el retraso se debiera a alguna actividad del Campus. Por cierto, que conozco a los padres de Gorka, el monitor, y pensar mal de él es pecado.
- Ya mujer, pero podían haber llamado por teléfono.
- Es que no han podido después de lo que les ha pasado, que esa es otra. No pasa nada, pero es indignante que nos hagan eso. - Maite levanta severamente el índice.
- Sí. Bueno, al comisario le conoces, ¿no?. ¡Qué narices, Maite!, tú conoces a todo el mundo.
- No tanto, no tanto. Pero sí, a el comisario sí. Tu como eres de capital... Pero aquí , la buena gente nos conocemos todos. - Hace una pausa y prosigue - . Ese chico, el comisario, fue campeón nacional de Bersolaris. Si lo tienes que conocer...
Claro que a veces parece que vives no se donde...
- ¡Vaya susto tonto, pues! - exclama Chema.
Se miran, y después de sonreirse se abrazan contentos de que todo haya acabado bien. El fin de semana ya estarán las niñas y harán una fabulosa comida para las dos familias. Esta noche se conformarán con ver un programa de humor en la ETB.

EN OTRA CADENA DE TELEVISIÓN , EN CASA DE LOS MURCIANOS.

- “En la localidad Guipuzcoana de X., la Kale Borroca ha prendido fuego a un cajero automático y una sede del partido X. La sede del partido se encontraba frente a un centro de planificación familiar. En la sede ha sido encontrado un cuerpo sin identificar carbonizado. Se cree que pudiera ser un empleado del partido, pero los datos son inconexos. Fuentes de la organización X. han protestado por la detención de los jóvenes que presuntamente han llevado a cabo la acción. Eran tres personas que responden a las iniciales de A.E.U, I. A.G y G.U.U. Según nos cuentan, el Juzgado X de X se niega a admitir a trámite la denuncia por falta absoluta de pruebas...” -

Monday, October 03, 2005

NIÑO EXTRAÑO



En el jardín de la masía del abuelo, la nieta se pasea sin bragas bajo su faldita plisada. El primo Antonio es un niño huraño y apocado. La espía desde los arbustos asomando el cabezón. Natalia sabe que la observa y se contonea como bailarina rusa adscrita al Stolisnaya.
Por la mente de Antoñito pasan ideas raras, ideas oscuras. Piensa en los enemigos. Ellos le odian y algún día pagarán por todo. Mientras tanto, le llama la atención que entre saltito y saltito , a Natalia se le vean sus posaderas desnudas. Tienen la misma edad, unos doce años. Realmente, no se sabría decir si Antoñito aparenta su edad o no. Por un lado,con su aire subnormaloide le daríamos ocho, por otro, su hosco comportamiento le sumerge en la ancianidad.
No hay nadie más en el jardín. Sus padres están en Madrid por negocios. El abuelo se ocupa de cuidarle. El hermano de su padre, el que es progenitor de su prima Natalia, está en la casa con su mujer, unos amigos y el abuelo. La madre de Natalia es una francesita muy guapa que se llama Marie.
Antoñito sabe que las hormigas cumplen un plan oculto, y sabe también que las hojas de parra son espías que nos siguen cuando nadie las ve. Como los mayores no hablan de esas cosas, está convencido de que todo es un complot para aislarle o fruto del miedo. Luego fingen no ser partícipes de estas verdades de la vida y cuando entre llantos les cuenta que las hormigas están succionando su vitalidad, se ponen furiosos con el. Dicen que no ande con tonterías, que no sea tan extraño. A lo mejor es verdad, puede que sea raro.
Natalia está junto al nogal. A principios de octubre los higos están ricos, pero los de las ramas bajas ya se los han comido.
- ¡Toñin! , ¡Toñin! . Sal de los setos y ven - le llama su primita.
Antoñito desconfía. Sabe que es por su perplejidad perpetua ante los absurdos del universo, la causa de que le tomen por raro. También intuye que los demás conocen lo que pasa, pero son unos hipócritas que les da vergüenza reconocer tanto su ignorancia, como la incomprensión del mundo. En fin, su propósito hoy es comportarse con normalidad, así que acude a la llamada de Natalia.
- Toñin, ayudame a subir al árbol para coger higos, veras que ricos.
Antoñito le responde mentalmente: “vale”.
- ¡Venga, no te quedes como un idiota y empujame hacia arriba! - Su primita coloca un pie en un nudo del nogal y hace intentos de impulsarse. Su primo le aúpa por la cintura primero pero después la tiene que impulsar agarrando sus nalguitas.
- ¡Con más fuerza, que no me voy a romper!.
Los pies de Natalia están a la altura de su cabeza y por entre sus piernas se le ve hasta la campanilla. - Si, hoy a la prima se le han olvidado las bragas, ¡que chica más despistada!- piensa. Al bajar se le engancha la falda en una rama y cae al suelo desnuda de cintura para abajo.
- Toñin, sube a por mi falda antes de que nos vean. Yo te ayudo.
Mientras su primita le ayuda a subir piensa en que quizás esta sea una oportunidad para comportarse con normalidad. Además su prima le ayuda muy mal a subir. En vez de sostenerle por atrás, le esta agarrando de la entrepierna y provocandole ganas de hacer pis o algo. En fin que se nota raro. Decide dejar de intentar subir y hacer lo que la gente hace en esas ocasiones.
Sin mediar palabra logra zafarse de su prima. La agarra por la cintura y se acomoda en un banco del jardín. Su primita está sobre sus rodillas entre risitas y falso cabreo con el culito en pompa. De una vez por todas se decide. Con firmeza empieza a palmearle el trasero.
- ¡¿Que haces tonto?! - Se queja de mentiras Natalia.
Antoñito no dice nada. Sigue con su plan de persona normal. Lo que ocurre es que poco a poco va pillándole el gustito a eso de los azotes y se va obcecando, golpeando con más y más fuerza. Su prima le ha dicho con voz más seria que pare, que ya está bien, que le está haciendo daño. Pero el lo ha oído entre brumas, ha entrado en una especie de trance.
- ¡Toma zorrita francesa! - farfulla Antonio.
- ¡Socorro!, ¡Mamá! , ¡Socorro! - Natalia a estás alturas está ahogada por el llanto. Tiene el culo como un tomate y su primo parece haberse vuelto loco. La golpea con toda su alma y de forma rítmica, como si tocara el bombo en Semana Santa.
Toda la casa a salido al jardín a causa de los gritos. El abuelo le aparta de la pobre niña y le da dos sopapos que le hubieran tirado al suelo de no ser por que el segundo equilibró el primero.
Antoñito se encuentra más perplejo que dolorido por los bofetones.
- Abuelo - dice Toñin - , yo quería ser normal. Pensé que cuando alguien se queda sin ropa de cintura para abajo había que conjurar a las bestias batiendo el pompis desnudo.
- ¡ Tu que chorradas dices desgraciado ! - grita su colérico abuelo mientras lo zarandea.
- Lo que hacías el otro día con la tía Marie , que conjurabas a las zorras dándole en el culo y diciendo: “¡Toma zorrita francesa!, ¡Toma zorrita francesa!”. - Antonio está convencido de haber dado la respuesta correcta.
- ¡Este crío! - dice volviendose a los invitados - . Ha tenido hace poco el sarampión y para mi que sigue febril.
- Son diabluras de niños - dice la señora Prats, la boticaria de Tremp. Lo raro es que la media sonrisa burlesca se la dedica al marido de Marie en vez de Antoñito.

A Toñín se le han puesto los carrillos como dos pelotas de tenis. Ahora está convencido de que los mayores fingen no saber lo que ocurre en el extraño universo que nos ha tocado vivir. El vio perfectamente a su abuelo conjurar a las zorras en el pompis de su tía, es más, después agarró la cabeza de Maríe y colocándola en su tripa conjuró a las hadas de los techos. Si, incluso pronunciaba mantras: - ¡Aaaaah!, ¡Ooooh!, ¡Ñeeeeeee!...
Pero ahora lo sabe, sabe de su hipocresía. Esta misma noche, cuando todos duerman, les sacará la radio mercurial que ocultan tras sus gargantas. Con todas juntas tendrá el poder suficiente para apartar definitivamente a los enemigos. Luego se lo agradecerán. Seguro que por la mañana, cuando despierten, se atreverán a hablar sin miedo de esas cosas que todo el mundo conoce. Lo que ocurre es que se asustan por que los enemigos están rondando. El les salvará, les salvara a todos.